Cerrar navegación En

Espíritus de los muertos

1. Espíritus de los muertos

I

Tu alma se sentirá, ella misma, sola,

entre oscuros pensamientos, de gris sepulcro;

nadie, entre la multitud, merodea,

tu momento de soledad.

II

Sé silencioso en esta orfandad

que no es desamparo, pues

espíritus de muertos que antes 

de ti vivieron te rodean de nuevo,

en muerte, y su voluntad

se cernirá sobre ti: sé quedo.

III

La noche, aunque clara, fruncirá el ceño,

y las estrellas, desde su alto trono del cielo,

no mirarán, hacia abajo,

con la luz que como Esperanza dan a los mortales,

sino que sus rojos circulas, sin destello,

le parecerán a tu derrota

como si el ardor y la fiebre 

quisieran adueñarse de ti para siempre.

IV

Ahora, los pensamientos que no destruirás,

las visiones que nunca se desvanecerán,

nunca se alejarán de tu espíritu,

como sobre hierba gotas de rocío.

V

La brisa –el aliento de Dios– está calma,

y la niebla sobre la colina

es sombría, sombría y uniforme,

un símbolo y un recuerdo.

¡Cómo se mece, sobre los árboles,

el misterio de los misterios!

 

USO DE COOKIES Utilizamos cookies propias y de terceros con fines estadísticos y para mejorar la experiencia de navegación. Al continuar con la navegación, entendemos que aceptas su uso.
Puedes obtener más información y conocer cómo cambiar la configuración en nuestra Política de cookies

Lo entiendo