Algunas cualidades existen, algunas cosas incorpóreas,
que tienen una vida doble, generada
por una especie de gemela entidad que mana
de la materia y de la luz que en lo sólido y la sombra se revelan.
Existe un Silencio de dos caras, orilla y mar,
cuerpo y alma. Uno habita en lugares solitarios,
apenas alfombrados de hierba; solemnes gracias,
recuerdos humanos y leyendas lacrimosas
impávidos lo enuncian: «Nunca más» es su nombre.
Es el Silencio corpóreo, ¡no lo temas!,
ningún maligno poder reside en él;
mas si algún acuciante hado (¡inoportuna estrella!)
te arrastra hasta encontrarte con tu sombra (elfo anónimo
que ronda las regiones desiertas que humano pie
jamás ha hollado), ¡a Dios encomiéndate!