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Silencio. Soneto

1. Silencio

Algunas cualidades existen, algunas cosas incorpóreas,

que tienen una vida doble, generada

por una especie de gemela entidad que mana

de la materia y de la luz que en lo sólido y la sombra se revelan.

 

Existe un Silencio de dos caras, orilla y mar, 

cuerpo y alma. Uno habita en lugares solitarios,

apenas alfombrados de hierba; solemnes gracias,

recuerdos humanos y leyendas lacrimosas

impávidos lo enuncian: «Nunca más» es su nombre.

Es el Silencio corpóreo, ¡no lo temas!,

ningún maligno poder reside en él;

mas si algún acuciante hado (¡inoportuna estrella!)

te arrastra hasta encontrarte con tu sombra (elfo anónimo

que ronda las regiones desiertas que humano pie

jamás ha hollado), ¡a Dios encomiéndate!