¡Bella isla, que de la más bella de todas las flores
tomas el más gentil de todos los gentiles nombres!
¡Cuántos recuerdos de cuán radiantes horas
despiertan, a un tiempo, tu visión y la de ellas!
¡Cuántas escenas de aquella felicidad desaparecida!
¡Cuántos pensamientos de aquellas sepultas esperanzas!
¡Cuántas visiones de una doncella que
ya no está, no está sobre tus verdes laderas!
¡Ya no más!, ay, ¡ese triste y mágico sonido
que todo lo transforma! ¡Tus encantos ya no me deleitarán,
tampoco tu recuerdo! ¡De aquí en adelante
por tierra maldita tendré tu orilla esmaltada de flores,
isla jacintina, oh purpúrea Zante!
«¡lsola d'oro! ¡Fior di Levante!».
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