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1. Ulalume

Los cielos estaban cenicientos y sombríos;

Las hojas, quebradas y agostadas,

hojas secas y agostadas;

era de noche, en el yermo octubre

de mi más inmemorial año;

fue muy cerca del oscuro lago de Auber,

en el corazón de la brumosa comarca de Weir,

allí abajo, cerca del húmido lago de Auber

en el bosque de Weir, donde rondan los gules.

 

Aquí, una vez, por una titánica senda

de cipreses erraba con mi alma

de cipreses, con Psique, mi alma.

Fueron, aquellos días en que mi corazón era volcánico,

como ríos derrubios que se arrastran,

como la lava arrastra sin descanso

sulfurosas corrientes Yannek abajo,

en los remotos climas del polo,

y crujen mientras se arrastran monte Yannek abajo,

en los territorios del polo boreal.

 

Nuestra conversación fue seria y sombría,

nuestros pensamientos, suspensos y agostados,

nuestros recuerdos, aleves y agostados,

pues ignorábamos que era octubre el mes

Y no reparamos en la noche del año

(¡Ah, noche de entre todas las noches del año!),

no reparamos en el caliginoso lago de Auber

(aun cuando una vez lo hubiéramos recorrido)

No recordábamos el oscuro lago de Auber, 

ni el bosque de Weir, donde rondan los gules.

 

Y ahora, cuando la noche iba encaneciéndose

y las esferas celestes esbozaban el alba,

cuando las esferas celestes insinuaban el alba

al final de nuestra senda, un licuescente 

y nebuloso brillo nació,

y, ajeno, mirífico creciente

se alzó con cuerno gemelo,

adamantino creciente de Astarté

único, con su cuerno gemelo. 

 

Y dije yo: «Ella es más cálida que Diana,

flota en un éter hecho de suspiros,

se agita en una región de suspiros;

ha comprendido que las lágrimas no se secan

sobre estas mejillas donde nunca yace el verme

ha dejado atrás los astros de Leo 

y nos señala la senda hacia los cielos,

a la paz letea de los cielos;

asciende, a pesar de Leo,

Para refulgir sobre nosotros, con sus ojos brillantes,

asciende, a través de la guarida de Leo,

con amor en sus ojos luminosos».

 

Mas Psique levantó su dedo

Y dijo: «De esta estrella tristemente recelo

de su palor extrañamente recelo; 

¡ah, apresúrate! ¡Ah, no nos demoremos!

¡Ah, huye! ¡Huyamos!, debemos hacerlo».

Habló aterrada, a la par que dejaba naufragar

Sus alas hasta arrastrarse por el polvo;

sollozaba, con zozobra, a la par que dejaba naufragar

sus plumas hasta arrastrarse por el polvo,

hasta que tristemente se arrastraron por el polvo.

 

Yo contesté: «Esto no es sino sueño.

¡Sigamos, próximos a esta luz trémula!

¡Sumerjámonos en esta luz cristalina!;

su sibílico esplendor irradia

con Esperanza y en su Belleza esta noche

¡mira! ¡En el cielo destella y hiere la noche!

¡Ah!, con seguridad podemos confiar en su fulgor

y ciertos estar en que bien nos guiará;

con seguridad podemos confiar en su fulgor

que no sino bien nos guiará,

pues en el cielo destella y hiere la noche!».

 

De este modo calmé a Psique, y la besé,

Y la induje a abandonar su melancolía

y vencí sus dudas y su melancolía; '

Y llegamos al final del horizonte

Mas  la cancela de una tumba nos detuvo

la cancela de una tumba con una leyenda;

y dije: «Dulce hermana, ¿qué está escrito

¡unto a la cancela de esta tumba?».

Ella respondió: «Ulalume, ¡Ulalume!,

este es el sepulcro de tu olvidada Ulalume!».

 

Y entonces  mi corazón se tornó ceniciento y sombrío

como las hojas, quebradas y agostadas

las hojas, secas y agostadas, 

y me lamenté: «Sin duda fue en octubre

esta misma noche, el pasado año,

cuando anduve, anduve por aquí,

cuando arrastré, hasta aquí, un espantoso pesar

esta noche, de entre todas las noches del año,

¿qué demonio me ha traído hasta aquí?

Bien conozco, ahora, este oscuro lago de Auber,

esta nebulosa región de Weir;

bien conozco, ahora, este húmido lago de Auber,

este bosque de Weir, donde rondan los gules».

Y entonces, ambos dijimos: «Ah, ¿puede

haber sido que los gules del bosque,

los piadosos, los compasivos gules,

por cerrarnos el camino y alejarnos

del secreto que estas espesuras encierran,

de lo que oculto yace en estas espesuras,

hayan formado el espectro de un planeta

a partir de las almas lunares,

este planeta obscenamente luminoso

a partir del infierno de las almas planetarias?».

 

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